viernes, 10 de octubre de 2014

Ser o no ser responsables



A quien no le gustaría que en su casa, sus hijos recogieran los juguetes, la ropa, arreglaran la habitación, se sentarán a estudiar con plena autonomía, ayudarán en las tareas de casa… Me imagino, que todos nosotros estaríamos encantados. Tanto es así, que si esto fuera una realidad todos los días, la convivencia sería perfecta. Pero, en el día a día, en la relación con nuestros hijos pasamos por diferentes momentos:

  • Aquellos en los que somos demasiado permisivos, de manera que no se establecen reglas ni pautas de comportamiento para los niños y, si se hacen, somos condescendientes con su cumplimiento. Tal vez porque estamos cansados y optamos por evitar discusiones  a pesar de que no hagan  lo que esperamos y/o preferimos hacerlo nosotros. 
  • En otras ocasiones imponemos nuestras normas, con frases del estilo “porque lo digo yo y ya está” o con la utilización de imperativos “Recoge  tu cuarto", "haz las tareas”. De esta forma, los padres marcamos e imponemos las normas a cumplir y el niño debe obedecerlas. Con ello, no damos pie al diálogo.
  • El ideal, si lo que deseamos es enseñar a un niño a ser responsable, lo adecuado es pactar con nuestros hijos las normas, dado que el pacto es una herramienta educativa que enseña a los niños a responsabilizarse de sus tareas y asumir las consecuencias si no las cumplen. ¿Cómo?, mediante el diálogo, de esta forma la relación entre padres e hijos estará en equilibrio, evitando un gran número de conflictos. 
Se trata de seguir un estilo cooperativo, dejando de lado, el estilo permisivo o autoritario, basado en el respeto mutuo. De esta forma, se entiende el pacto de normas y responsabilidades, como un acuerdo entre dos partes, en este caso los padres e hijos, en el que ambos se comprometen al cumplimiento de una tarea y a asumir las consecuencias en caso de que no se cumplan.

Ahora bien, si en mi casa, organizo tareas para que todos los miembros de la familia asuman diferentes responsabilidades, tales como poner la mesa, recogerla, bajar la basura; y a los niños les damos alguna de estas responsabilidades y necesitan que nosotros los padres le recordemos continuamente cual era la tarea a desempeñar, ¿realmente nuestros hijos e hijas están siendo responsables? Pues la verdad, es que no, porque somos nosotros los que asumimos dicha responsabilidad y los niños o adolescentes tan sólo se limitan a realizar la tarea. Tanto es así, que si no se lo recordáramos, la tarea se quedaría sin realizar. De hecho, si el niño sabe qué debe hacer y cuándo debe hacerlo, la responsabilidad de llevar a cabo esa tarea debe ser suya.


El pacto de normas y límites, como medida de fomento de la responsabilidad.


Pactar permite incrementar la autonomía e independencia de nuestros hijos. Si cumplen con lo pactado, aprenden a ser responsables, y si no lo cumplen, sabrán que todo tiene consecuencias, como ocurre en la vida del adulto. De ahí la importancia de establecer límites y normas desde muy pequeños. 

Ahora bien, nosotros como padres, tenemos que tener en cuenta que habrá temas innegociables, es decir que no son susceptibles de ser pactados, tales como aquellos que afecten a la salud e integridad física y los morales.


Para empezar, debemos practicar con el ejemplo, siendo nosotros responsables y cumpliendo con los acuerdos. COMENZANDO DESDE MUY PEQUEÑOS con tareas muy sencillas, teniendo presente que hasta los cinco años, el pequeño no es capaz de tomar decisiones sencillas entre dos o tres alternativas y, por tanto, "no entiende de tratos".  Es a partir de esta edad, cuando se puede empezar a hacer pactos sencillos y, a medida que madure, adaptarlos a su capacidad y entendimiento: enseñarles a que recojan sus juguetes, organizar el material escolar, preparar la mochila, la ropa del día siguiente, e ir ampliando poco a poco las tareas que deben asumir.
  
La responsabilidad implica, EL ESTABLECIMIENTO DE NORMAS CLARAS que incluyan la explicación de las consecuencias de no cumplirlas. En el caso de los niños más pequeños, al principio mientras se adquiere el hábito, es una buena estrategia escribir las normas en un lugar visible de la casa  y crear un sistema de refuerzos (caritas felices) para motivar su cumplimiento. 

OFRECER POSIBILIDADES PARA SER RESPONSABLES: Cada hijo deberá asumir unos deberes en el hogar, adicionales a los escolares. Dejándoles que sean autónomos y evitando realizar tareas que ellos mismos están en capacidad de realizar. La sobreprotección de los padres impide que los hijos ejerciten la responsabilidad, aparte de acarrear otras consecuencias negativas.

CUMPLIR CON LO PACTADO.  Una de las formas de deteriorar la autoridad paterna y materna, es no hacer respetar las normas que se han acordado, ni imponer consecuencias cuando éstas no se cumplen. Cuando esto ocurre a menudo, los padres perdemos la credibilidad de nuestros hijos, y por consiguiente toda autoridad sobre ellos. Es por eso que una vez se han determinado las obligaciones, los padres debemos cumplirlas y hacerlas cumplir. “Si por alguna razón los padres olvidamos lo que hemos ordenado, estamos otorgando a nuestros hijos, indirectamente, permiso para hacer lo mismo.” 

Finalmente es fundamental, facilitar RECOMPENSAS POR SER RESPONSABLE, a través de refuerzos sociales (abrazos, halagos….) o de vez en cuando premiar con salidas al cine, lecturas de cuentos, salidas especiales…



Aquí, tenéis un corto de la factoría Pixar que relata la vida de un niño de corta edad que tiene que empezar a madurar antes de lo que cree, asumiendo responsabilidades. Un día empezará a trabajar con su padre y su abuelo; a partir de ese momento deberá elegir si quiere seguir los pasos de la familia o forjar su propio destino.